lunes, 13 de octubre de 2008

su movimiento


Para ir y venir de una plaza a otra. Amén de los cafés, bares y restaurantes que funcionan en las plazas de Santa Teresa, San Pedro, Santo Domingo, San Diego y sus calles aledañas ofreciendo toda variedad de especialidades.

Y es que el presente gastronómico de Cartagena tiene un amplio arraigo en su pasado. No podemos desligar la tradición marinera y de puerto con los hábitos alimenticios y la inmigración de sirio-libaneses de principios del siglo pasado, y la internalización de la cocina china e italiana, por lo que su carta gastronómica cubre todos los presupuestos y también los más exigentes paladares.

La Costa siempre se asocia con playa, brisa y mar y ese es el beneficio adicional que ofrece Cartagena al turista, en esta temporada de fin de año, cuando su aire es más fresco y seco, las velas de los winsurfistas se confunden en el horizonte y esa luz que retrata los atardeceres del Caribe es más límpida, mientras la ola revienta su espuma blanca sobre la playa que adorna una robusta y sonriente palenquera ofreciendo piña dulce, símbolo de la hospitalidad cartagenera. Por eso hay que preguntarse que otro destino la puede superar. Y la respuesta es siempre la misma: ninguno.

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